Cada vez hay más opciones de hospedaje para los viajeros. Pero una de las formas más populares -y que ya lleva varias décadas en el mercado- es el hospedaje a través de los tiempos compartidos. Para algunos son una maravilla que resuelven sus necesidades vacacionales; para otros son una pesadilla que se convierte en una carga financiera. ¿A ti te conviene adquirir un tiempo compartido?
En este artículo se menciona sobre los tiempos compartidos más comunes. Obviamente en el mundo de los viajes hay muchas variantes. Tampoco se mencionará la propiedad fraccionada: que es una propiedad que se divide entre unos cuantos dueños.
¿Qué son los tiempos compartidos?
Previamente se habló de algo llamado “Propiedad Fraccionada”. En estos se basan los Tiempos Compartidos. En la propiedad compartida se tiene una propiedad y se divide entre varias personas. El Tiempo Compartido se basa en una propiedad que se divide entre muchísimos. Tantos que prácticamente ya no se considera que uno es propietario.
Entonces los tiempos compartidos son el derecho a goce de una propiedad vacacional, de la cuál no se es dueño, pero sí se puede utilizar durante un periodo establecido al año. Normalmente son de una a dos semanas. Para esto se paga un derecho al principio y cuotas de mantenimiento anuales por el tiempo que dure el contrato. Esto incluso puede ser de por vida.
Historia de los tiempos compartidos
Los tiempos compartidos surgieron en una época donde las personas no solían viajar como lo hacemos ahora. En la Europa de la posguerra era muy común que las personas buscaran una casa en el bosque o la playa y siempre fueran ahí para pasar las vacaciones. El modelo prosperó porque las personas buscaban “adquirir” dicha propiedad, pero no tenían la capacidad económica para esto. Así se les ocurrió dividir las propiedades en más de cincuenta personas y que las personas paguen por el mantenimiento de la propiedad.
El modelo llegó a Estados Unidos en 1974. La compañía que ofreció el servicio era Caribbean International Corporation (CIC). El modelo funcionó y se extendió a diversas cadenas ya que fue muy popular. Con los años la oferta se ha diversificado. También se han consolidado las técnicas de venta que no siempre son las más éticas.
¿Cómo se compran los tiempos compartidos?
Los tiempos compartidos se pueden adquirir de diversas formas. La primera es comprarlo directamente a un proveedor de estos servicios. Hoy muchas cadenas hoteleras ofrecen este servicio. Esto se puede hacer por interés propio o porque nos fuerzan a comprar un tiempo compartido (ver la sección siguiente).
Otra manera de comprar los tiempos compartidos es buscando alguien que venda uno. Esto es, personas que ya no lo quieren o no lo pueden mantener y deciden venderlo. En Internet hay varios foros para esto (revisar primero que sean legítimos) o con algún conocido. Es necesario leer los contratos y las letras chiquitas al adquirir uno. Normalmente comprar uno de segunda mano es mucho más barato.
Problemas en las ventas
Probablemente, el punto más polémico relacionado a los tiempos compartidos son las técnicas de ventas utilizadas por diferentes negocios. Hay veces que nos invitan conscientemente a que nos van a vender un tiempo compartido. Lamentablemente hay otras donde se monta a los viajeros para ofrecerles —de mala manera— firmar la compra.
La mayor parte de las ventas de los tiempos compartidos presionan mucho a los potenciales compradores. Esto puede ser muy molesto y tristemente no siempre son transparentes sobre los productos que se venden. Los tiempos compartidos pueden ser una buena adquisición, pero difícilmente son una inversión como los quieren vender.
Algunas veces ofrecen paquetes vacaciones a cambio de asistir a alguna plática o desayuno para platicar sobre los tiempos compartidos. En este caso me parece válido que los viajeros vayan ya que están informados el por qué de los precios que están pagando. No están pagando con dinero sino con su tiempo. Desafortunadamente, las presiones pueden ser muy fuertes como veremos a continuación.
En otros hoteles tendrán personal vestido parecido a los empleados que dan servicio. Se acercarán y ofrecerán cosas a cambio. ¿Un desayuno con champaña? ¿Qué tal un masaje en pareja? ¿Qué tal los dos? Para esto solo es cuestión de dejar una copia de la tarjeta de crédito e identificación oficial.
El problema llega una vez que se acepta ir a un tour o plática. Las y los vendedores son sumamente amables, pero también ejercen una gran presión una vez que notan que se es un cliente potencial. Además, suelen estar acompañados para jugar el papel de que uno es bueno y otro malo.
Posteriormente llevan a salas donde harán la oferta. El problema es que la presión sigue y la información no siempre se presenta de forma clara y transparente. Incluso pueden llegar a tener otras mesas cercanas para simular que hay gente que compra y celebra. Así ejercen más presión. Si uno se sigue negando pueden ser muy pesados y agresivos. Incluso pueden ir agregando más información o descuentos conforme uno se va negando. Tienen la consigna que si no se cierra la venta en ese momento, no se va a cerrar.
Si hay personas que les cuesta trabajo decir que no. Además, si no se está interesado en la propuesta de tiempo compartido, es mejor evitarlas a toda costa. Van a terminar con algo que no querían y que significa mucho dinero.
No todos los tiempos compartidos son iguales.
Ya hemos dicho que los tiempos compartidos son muy diferentes entre sí. Si decides que un tiempo compartido es lo que necesitas, es bueno considerar la oferta. O buscar un tiempo compartido de segunda mano.
Usualmente los contratos son poco amigables para los usuarios. En los viajes esto es común, sin embargo, no es lo mismo comprar un boleto de avión de una ocasión, que un gasto fuerte y que acompañará muchos años.
Entre las cosas a observar es si el tiempo compartido es en una propiedad única o si se puede intercambiar de propiedad. Además, para esto hay que entender si se tiene que pagar más. Muchos tiempos compartidos tienen instalaciones en diferentes sitios (por ejemplo: varias playas dentro de un país o región), pero al comprarlo uno en específico, hay que pagar una cuota por usar otras instalaciones.
Asimismo, hay que saber cuántas semanas se están comprando. Normalmente venden una al año, pero hay paquetes que pueden adquirirse más. Con esto, al comprar un tiempo compartido la oferta puede ser: tiempo fijo, tiempo flotante y sistema de puntos. Para el tiempo fijo se está comprando vacacionar siempre la misma fecha en el año. Puede ser esto la cuarta semana de abril o la última semana de septiembre. Para la fecha flotante va cambiando de año en año y hay que tener cuidado con la disponibilidad (un poco como los boletos premio o beneficio).
El sistema de puntos es que la dueña o dueño compra un número de puntos cada año y los canjea. Muy parecido a las millas de los aviones. Aquí hay que entender si los puntos vencen o se pueden acumular y cuánto vale cada punto.
De la misma manera, hay que conocer cuánto se está pagando al adquirir el tiempo compartido y cuánto se estará pagando después. La mayoría de las veces, los costos del mantenimiento no son fijas y van subiendo con el tiempo.
Consideraciones tiempos compartidos
¿Los tiempos compartidos son adecuados para ti? Hay personas que disfrutan mucho de ir siempre al mismo lugar o a la misma cadena de hoteles y disfrutar de dinámicas similares en cada viaje. En este caso, el tiempo compartido puede ser una opción efectiva para garantizar vacaciones. Siempre y cuando no se piense que es una inversión.
También es importante saber qué estamos adquiriendo en tiempo compartido. Algunos servicios ofrecen instalaciones especiales para esto, mientras que otros usan los cuartos de hotel. Cuando son instalaciones especiales, la oferta puede ser un estudio (cuarto), una suite de un cuarto o un departamento. De la misma manera, hay que revisar los servicios, porque cuando se venden los tiempos compartidos las personas están hospedadas en el hotel y dichas instalaciones especiales están aparte y son más como departamentos.
Hay países como México en los cuales los tiempos compartidos están legislados. En el caso de este país se debe seguir la NOM-029-SCFI-2010 donde establece que el negocio debe estar registrado y seguir ciertas reglas. Aunque es probable que muchos no la sigan. Dentro de esta misma línea hay que conocer la solidez financiera del proveedor de servicio. Lamentablemente hay muchas compañías que desaparecen antes incluso de llegar a un punto de equilibrio.
Al firmar un contrato hay que conocerlo y además debe estar claro lo siguiente:
- Costo Inicial
- Cuotas Anuales
- Las cuotas de Mantenimiento
- Cuotas por cambios de propiedad o fechas
- Costo de cierre
- Número de noches al año adquiridas (no días)
Finalmente tiene que estar explícitamente explicado cómo se cancela el contrato y qué posibles costos se tiene al realizarlo.
Conclusiones: Tiempos Compartidos
Hay personas que son felices con sus tiempos compartidos. Uno de estos motivos es que la oferta de estos servicios se ajusta a sus necesidades. Probablemente el proceso de venta compartió la información completa y necesaria. Pero la realidad es que también hay personas que los aborrecen y los consideran un problema que sale muy caro.
Antes de aceptar una plática de tiempo compartido es necesario saber qué se está buscando y si se es un viajero cuyo tiempo compartido haga sentido. Además, saber si la compañía tiene solidez financiera para aguantar muchos años en el mercado.
Para los viajeros que les gusta probar diferentes cosas, estilos de hospedaje, hoteles locales, hostales o AirBnb’s; el tiempo compartido probablemente no sea lo suyo.
Cuando se acepta ir a una plática de tiempo compartido hay que saber que los vendedores son muy agresivos. En este sentido, las personas deben estar conscientes de la presión. Si se prefiere evitar, es mejor decir que no en un principio (aunque no siempre es fácil).
¿Has tenido experiencia con los tiempos compartidos?
Un comentario
Nunca me han gustado los tiempos compartidos ya que en mi experiencia ofrecen una cosa y la letra chiquita dice lo contrario.