Viajar es algo que nos encanta: ayuda a conocer nuevas culturas, hacer amigos por todo el mundo, deleitar nuestras pupilas y degustar platillos únicos. Definitivamente es una actividad que buscamos una y otra vez. Administramos nuestro tiempo y dinero según nuestras posibilidades, así que cuando hay oportunidad se aprovecha. Pero por más que busquemos perfección en obtener ventajas y beneficios, ésta no llegará. Es bueno tener en mente ciertas consideraciones para viajar mejor y estar abiertos a opciones que harán no nos frustremos ante ciertas adversidades. Consideremos estas realidades al viajar.

 Todo tiene un costo

Los economistas lo llaman costo de oportunidad y aplica perfectamente a los viajes. Todos deseamos viajar de la mejor manera, ya sea que el dinero o el tiempo estén limitados (o incluso los dos). Por ejemplo, Costa Rica es un país relativamente pequeño, su infraestructura carretera no es muy buena, por lo que una semana podría parecer suficiente para visitar sus bosques nubosos, volcanes, selvas y playas. Y en efecto es posible, pero para lograrlo es necesario tomar aviones, avionetas y lanchas que implican elevados costos. Si el plan es gastar menos, se podrán considerar apreciar dos cosas, tal vez tres. Tan sólo de San José a Santa Elena toma 3 horas en carreta por los caminos, a pesar de ser sólo 154 kilómetros. Otros tramos no pueden recorrerse vía terrestre.

Algunos viajeros comentan que se ahorra mucho en comida y es válido buscar no gastar mucho en este apartado. Si se renta una casa a través de AirBnb o se prefiere un hostal, habrá cocina y utensilios para preparase alimentos, pero esto significa emplear tiempo preciado y no disfrutar la gastronomía típica preparada por los que saben. Hay lugares como Copenhague en donde han revolucionado la comida Nórdica, pero definitivamente para poder degustarla hay que desembolsar mucho dinero. Ni una ni otra son malas opciones, pero se debe tener consciencia de ambas.

Lo que sí es recomendable, es tener en cuenta que hay cosas aparentemente baratas de inicio, pero no necesariamente lo son. A veces, las aerolíneas de ultra bajo costo (como Volaris o Viva Aerobús) cobran todo y cualquier error puede salir muy caro. También cubrir la diferencia de una tarifa mayor y la más económica puede convenir. Recientemente se anunció que el equipaje documentado a Estados Unidos, ya no estaba incluido en la tarifa más económica de Interjet y había que pagar 25 dólares por la primera pieza. Sin embargo, la diferencia entre esa tarifa y la que sí incluye equipaje, es normalmente menor a 50 dólares e incluye varios beneficios más.

 Hay cosas que saldrán mal

Para que nuestro viaje sea inolvidable, invertimos tiempo, dinero en la planeación y ejecución del mismo. Se busca hospedaje que dé más valor por nuestro dinero, el mejor asiento en el avión para tener una vista inolvidable y que a la vez nadie nos moleste; un itinerario que permita maximizar el tiempo en la ciudad y minimizar gasto en transporte. En fin, visualizamos que nuestro viaje será perfecto. Pero no es así, ocurren muchos imprevistos y debemos estar mentalmente listos para superar la frustración.

Unos ejemplos serían que nos caiga mal la comida o pescamos un resfriado que sólo puede menguar nuestra energía en el mejor de los casos, pero nos puede obligar a estar postrados en cama un par de días. En casos más extremos, podríamos fracturarnos y terminar pagando cuentas hospitalarias no planeadas. Evalúen adquirir un seguro de gastos médicos y lleven botiquín con medicinas para los malestares más comunes, pero no son garantía de evitar esas molestas pérdidas.

También el clima puede jugar una mala pasada. Queremos pasar un día increíble en la playa y toca lluvia con viento, o se busca una postal de invierno para tomar grandiosas fotos para compartir en redes sociales y hace tanto calor que se derrite la nieve y se ve todo negro. Seamos flexibles respecto al clima y que en algunos lugares casi siempre fallan los pronósticos.

Incluso aerolíneas y hoteles pueden causar muchas frustraciones, sobre todo las primeras. Entre la sobreventa de lugares, retrasos y maletas dañadas o perdidas. Muchas veces pareciera que las compañías de aviación se esmeran en hacernos pasar un rato desagradable. Es importante conocer nuestros derechos respecto a retrasos, sobreventa y equipaje para estar preparados. Además, retomando el concepto de costo de oportunidad, hay aerolíneas que responden mejor que otras a eventualidades, aunque el precio pueda ser mayor. Igualmente los hoteles pueden estar sobre vendidos y negarnos la habitación. En este caso, se debe solicitar un lugar igual o superior, respetando el precio pactado y hasta negociando mejoras.

 Hay mucha gente en todos lados

Al planear el viaje vemos fabulosas fotos en Facebook, Google o guías de viajero. La portada del catálogo de servicios a Europa muestra impactantes escenas de Bali o las playas dónde es uno y la naturaleza. La realidad es que todo dista de eso. Viajar se ha vuelto tan popular que muchos sitios venden boletos por anticipado para controlar la cantidad de visitantes (y si no los venden, asignan el lugar. Esto lo mencionamos en nuestro artículo de Auschwitz), otros suben precios de las entradas tal como Angkor Wat en Cambodia.

 A pesar de todos los esfuerzos, los lugares se llenan demasiado ya sea con visitantes conscientes o egoístas que no les importa el lugar o el resto de los visitantes. Se prepara uno para tomar la foto espectacular, y en ese momento aparece un selfie stick. Otros más avientan su basura donde sea. Incluso, un caso que dio mucha tristeza fue una turista china que tocaba con su extremidad sin protección el coral. Por más que no se quiera ver, siempre habrá algo así.

Choque Cultural

Cuando salimos a visitar nuestro propio país encontraremos cosas que nos gusten o no, sabemos que las personas varían en actitud y cultura, pero finalmente es el mismo idioma, mismas leyes y una historia en común. La aventura es cuando atravesamos husos horarios y costumbres. Muchas personas cuentan su anécdota de lo mal que les fue en París, y es que tratan de usar su mejor inglés en un lugar que definitivamente no quieren hablarlo. Los franceses serán mucho más amigables si uno trata de comunicarse en francés o incluso en español (muy pocos conocen el idioma galo).

 Una mujer ejecutiva se puede llevar sorpresas al llegar a Jordania. A pesar de su industria turística desarrollada, sitios espectaculares y tolerancia a la cultura occidental, hay ciertas actitudes que pueden hacerla sentir mal. No es su intención, pero son bagajes culturales diferentes y dicha ejecutiva se sentirá decepcionada si espera que la salude de mano un hombre conservador. Dejar propina en Japón se considera un insulto, mientras que señalar algo con los pies en Myanmar es tomado como grosería. Por último, si visitan Cuba tengan en cuenta que mucha gente procura le des regalos, propinas o invites a comer y serán muy insistentes para lograrlo.

La comida es un aspecto cultural. Es necesario que, como viajeros, se tenga disponibilidad a ampliar el espectro de sabores a los cuales estamos acostumbrados. Y no nos referimos a ingerir algunos productos vivos o algo que no deseamos probar, pero tan sólo los diferentes ingredientes y especies brindan sabores únicos a los platillos. Si no hay disposición a estos sabores, no se disfrutará la oportunidad gastronómica que ofrece conocer un nuevo lugar.

 Siempre hace falta tiempo

Las calles de París son hermosas, y la capital francesa es la ciudad con más museos en el mundo (le sigue la Ciudad de México). Pero siendo realistas, en ningún viaje podremos conocer todo lo que ofrece una de estas grandes urbes. Ya sea la isla de Bali, en Indonesia; las bellezas del norte de Irán o la pequeña isla de Malta, siempre falta algo por conocer, incluso si se tenía previsto en el itinerario.

A veces, los lugares están cerrados por remodelación. Otras veces, se aprende en el mismo viaje de la existencia de cierto museo o rincón no tan conocido, y muchas ocasiones más los niveles de energía o el clima nos permiten asistir a cierta atracción. Es un buen pretexto para regresar, y aún en el siguiente viaje dejaremos algo sin ver.

Lo mejor es tener un itinerario para sacar mejor jugo del destino, pero también con la idea de tener flexibilidad. Uno de los lugares que visitamos puede parecer fabuloso y se decide pasar más tiempo ahí. Museos tan grandes como el Louvre, o el Instituto de Arte de Chicago por mencionar algunos, tienen tantas piezas de arte que sin duda podría uno quedarse apreciando las piezas favoritas un largo rato. O por el contrario, tomando un delicioso café en Roma, la plática se alarga consumiendo gran parte de la tarde.

Teniendo estas situaciones en mente, estaremos mejor preparados para los viajes. Eventualidades,  expectativas correctas y disponibilidad hará que los ratos amargos de los viajes sean aprendizajes y convivencia.  Eso sí, una buena planeación ayudará a que las sorpresas indeseadas sean menores. ¡Éxito en sus viajes!