Seguimos recorriendo Pueblos Mágicos, donde buscamos redactar una guía para que nuestros lectores y viajeros aprovechen al máximo su visita; así como desmitificar que todos los pueblos registrados merecen ese apelativo. En la primera entrada de esta serie, revisamos el pintoresco pueblo de Tlayacapan (consultar el artículo aquí), donde su convento de San Juan Bautista contribuye fundamentalmente a que la localidad se gane la consideración de Pueblo Mágico. Antes de ir al detalle sobre Tlalpujahua, resaltamos algunos puntos sobre el programa de Pueblos Mágicos (PROMAGICO).
Para lograr un criterio objetivo, consultamos datos publicados por la Secretaria de Turismo en el diario Oficial como acuerdo. Se considera que los pueblos deben cumplir con ciertos lineamientos, y a su vez mantenerlos en el tiempo para continuar usando el apelativo de Pueblos Mágicos. Los lineamientos son:
1. Tener área o unidad que se encargue de atender a los turistas,
2. Contar con un directorio de los servicios prestados (así es como marca el acuerdo),
3. Inventario de recursos y atractivos turísticos realzando los que pueden ser considerados como monumentos históricos.
4. Datos de comunicación en la localidad.
5. Un programa de desarrollo turístico.
Según el acuerdo publicado, no hay más desarrollo descriptivo sobre lo que es un pueblo mágico, excepto que en la sección de definiciones. Dicha sección es la número dos y aquí se explica la expectativa del programa: atributos únicos, simbólicos, historias o leyendas. Por su parte, una vez aceptado el pueblo mágico debería ser una “localidad que a través del tiempo y ante la modernidad, ha conservado su valor y herencia histórica cultural y la manifiesta en diversas expresiones a través de su patrimonio tangible e intangible irreemplazable y que cumple con los requisitos de permanencia”. Esto es, en el mejor de los casos, libre a la interpretación y por lo tanto encontramos muchos lugares que en realidad no tienen mucho de mágico.
Afortunadamente, Tlalpujahua es un lugar que no sólo cuenta con las cuestiones administrativas de un Pueblo Mágico, en realidad se siente una rica herencia cultural e histórica, un ambiente muy particular, arquitectura atrayente, habitantes amables y buena gastronomía. Definitivamente es un pueblo donde resulta grato pasar un día fuera de la Ciudad de México o Morelia, incluso para un fin de semana relajante.
Para llegar a este lugar especial, hay que dirigirse hacia Atlacomuclo. Son aproximadamente 130 kilómetros desde la Ciudad de México (de Morelia se puede tomar la desviación y ahorrar unos kilómetros). Ya en Atlacomulco, continuar por la desviación hacia El Oro y este recorrido de poco menos de 40 kilómetros, es un poco lento debido a la carretera llena de curvas, en mal estado y de un solo carril.
Pero recorrer el sinuoso camino bien vale la pena. Una desviación indica Tlalpujahua, donde se sube unas cuantas calles empedradas para llegar a un estacionamiento público libre de costo y con ubicación excelente para explorar el centro. En sí, Tlalpujahua es pequeño, pero cada una de sus calles ofrece cierto atractivo: edificios coloniales, tiendas de artesanías, parques o incluso perros amigables que acompañan a los visitantes.
Sugerimos conocer como primer punto en este pueblo michoacano, el Santuario de Nuestra Señora del Carmen, que en realidad es un conjunto de parroquias unificadas con una historia peculiar. El primer templo se construyó en el siglo XVI cuando la comunidad empezó a crecer por la actividad minera de la región. Para el siglo XVIII se procedió a construir una nueva parroquia pues consideraban que el estado de la antigua era indigna además de que estaba mal edificada. Posteriormente, durante el siglo XIX un trueno destruyó la torre, así como diversos problemas estructurales que obligaron a años más tarde tener que renovar la construcción.
Además del suntuoso trabajo de cantera en la fachada exterior y las impresionantes vistas del atrio, el interior es espectacular. El estilo ofrece una sensación de lujo, con colores fuertes y diseños pintados en la pared. Por supuesto, el retablo tiene la imagen de la Virgen del Carmen. Verdaderamente es de las iglesias de pueblo más destacadas y tan sólo esto hace que valga la pena visitar Tlalpujahua. Favorablemente, hay más que visitar. Recomendamos admirar la manera como entran los rayos del sol en el atrio de dicho edificio temprano y sobre toda la serranía cercana, es un espectáculo digno.
Después del santuario, continuamos hacia la plaza principal. Visitarla temprano por la mañana, como primera vez, es más conveniente pues casi vacía permite apreciar mejor los edificios. Luego de mediodía, conviene ir por segunda vez pues habrá muchos puestos que venden frutas en conserva, cajeta y cantidad de vistosas artesanías. En la misma plaza se encuentra el Palacio Municipal que recibe gran cantidad de visitantes que solicitan los servicios brindados por la burocracia local. El exterior del edificio es interesante, pero no así el interior.
Caminamos luego hacia el norte para llegar al Templo de Santiago Puxtla, construido en 1551 y diseñado para que los lugareños originarios (los denominados indios) pudieran celebrar sus actividades sacras, mientras que la Cofradía era el espacio religioso para los españoles. Actualmente el templo se sitúa entre casas de vecinos y tiene la particularidad de contar con un excéntrico panteón en lugar de atrio. Por ejemplo, algunas tumbas tienen cruces dobladas, árboles e imágenes. El interior es eclético y se aprecia cómo a través del tiempo ha ido agregando elementos modificando lo que alguna vez fue un lugar sencillo.
De ahí, nos dirigimos al Jardín Zaragoza, caminando hacia abajo, donde podrá visitarse el Convento e Iglesia del Carmen. Este camino es agradable por la naturaleza del pueblo, así como la compañía de los perros que acompañan con alegría a los viajeros. El hermoso jardín, donde puede verse pasar a la gente, tiene un kiosco al que no se puede entrar.
A unos cuantos pasos llegamos al Convento del Carmen, un espacio agradable del virreinato. Aquí hay servicio de baños públicos limpios muy conveniente para visitantes que no se hospedan en el pueblo y el acceso cuesta 5 pesos. Precisamente al lado, está el templo del Carmen. Una iglesia más pequeña que el Santuario, pero también muy hermosa.
Posteriormente caminamos hacia la derecha (considerando la salida del convento y teniendo el parque enfrente) para llegar al Museo Hermanos López Rayón. Estos personajes fueron héroes de la Independencia de México y participaron con valentía, colaborando con armas. Ignacio López Rayón fue el más destacado, pero toda la familia tuvo participación. El Museo es pequeño, exhibe artículos que narran historia del pueblo y fotos de la mina.
Terminamos la parte histórica y vamos a las diversas fábricas de esferas. En nuestro caso, nos gustó más la fábrica de Santa Claus, donde venden esferas de diseños elaborados, vistosos, de gran calidad y finas artesanías a precios muy convenientes que no se encontrarán en los almacenes. Adquiriéndolas así fomentamos la economía local, se reconoce el trabajo manual y pueden elegirse diversos modelos.
Además, en la Fábrica de Santa Claus, hay una tienda, con el nombre de Tienda de Santa Claus y tiene varias salas donde venden esferas, muñecos de peluche, bordados y artesanías que resaltan lo mejor de la tradición mexicana. Sin duda disfrutarán la visita, aunque no compren. En el siguiente piso está el restaurante La Terraza con una gran vista.
Ninguna visita a Tlalpujahua está completa sin la visita al Museo Mina Dos Estrellas, que durante principios de siglo XX fue una de las más productivas a nivel mundial. Es casi una pequeña ciudad donde se pueden ver artefactos de minería, recorrer unos cuantos metros del socavón y las diferentes naves donde procesaban metales, así como la historia y fotografías de quienes vivieron y produjeron en el lugar. Es un recorrido guiado muy especial que vale la pena aprovechar. También, tuvimos la fortuna de que fuera muy ameno e informativo. La Mina Dos Estrellas, dejó de funcionar como lugar de extracción de metales, pero hoy se puede alquilar para realizar eventos.
Esta visita se realizó en colaboración con Kuira-Bá, quién se encargó de editar un divertido video documentando nuestro recorrido en este lugar tan especial. Búsquenlo en YouTube y también pueden verlo a continuación. Incluye lugares que conocimos y los amigos que encontramos.
3 comentarios
Como puedo compartir este artículo en mi Face , es que realmente es para disfrutarlo
Lo que me gusta de esta página es que sus fotos y su contenido es muy cuidado.
¿Me pueden decir si hace frío?