Mientras que el Cristo Redentor se lleva la fama de las atracciones de Río de Janeiro, e incluso siendo considerado una de las siete maravillas del mundo moderna. Hay otro lugar, cerca de las playas que regala momentos mágicos y sin gran intervención humana maravilla a los viajeros internacionales y nacionales que visitan la antigua capital brasileña. En portugués se le denomina Pão de Açúcar y se traduce al español como Pan de Azúcar. El monolito es testigo de los cambios de la vibrante ciudad de Río y nos atrevemos a decir que un imperdible.

Para acceder a la maravilla natural se requiere llegar cerca de la Praia Vermelha o Playa Roja a las instalaciones del Bondihno en las faldas del Morro de Urca. Ahí se pueden comprar los boletos y estos tienen un costo de 80 Reales Brasileños. El equivalente en dólares al momento de escribir este artículo es de 23 dólares estadounidenses. No es una atracción económica, pero considerándola en el presupuesto tampoco es prohibitiva. Además, se puede utilizar tarjeta de crédito.

Hay otras opciones de entrada, como el boleto de Oro, que incluye una entrada exprés saltando la fila y la espera en un salón donde ofrecen vino espumoso. El costo se eleva a 150 Reales, esta experiencia para algunos puede ser un plus. En realidad, las filas avanzan rápido y sólo lo recomendaríamos si se quiere ver el atardecer en el Pan de Azúcar, no hubo forma de llegar temprano y es la única oportunidad. Es decir, un caso de emergencia.

Hay otros tours, como el histórico y el tour tras bambalinas. Cuestan 120 reales e incluyen visitas a zonas normalmente no accesibles con guía. Los idiomas en los que se da el tour es inglés o portugués. Los boletos se pueden comprar en línea o el mismo día en las oficinas. La desventaja de comprarlo por anticipado es que nos puede tocar un mal día y no gozar de las vistas.

El horario para acceder al Pan de Azúcar es bastante amplio, comenzando a las 8:30 de la mañana hasta las 19:30. Aunque es difícil acceder a la última parada para ver el atardecer (alrededor de las 18:00), hay que llegar temprano, porque las filas son muy largas. No cabe duda, que en cada visita a Río hay que ir a este lugar para apreciar las vistas en la mañana, subir al atardecer o gozar la panorámica nocturna.

La primera parada es el Morro da, o cerro de, Urca. A 220 metros sobre el nivel del mar ofrece vistas inolvidables de los alrededores y postales del Pan de Azúcar únicos. Aunque pequeño, se le debe dedicar tiempo a recorrer sus senderos y apreciar las panorámicas que nos regala, incluyendo la del Monolito. Para los más aventureros también se puede subir a pie. En esta primera parada, hay también un museo de la Historia del Bondihno.

Posteriormente se toma otro teleférico que lleva a la cima del afamado Pan de Azúcar. Aquí hay una mezcla de zonas para turistas y rincones más alejados. Los turistas pueden comprar desde joyería, dulces, helados, recuerdos. Más adelante hay un bar con ambiente tropical y además hay caminos dónde se puede apreciar la naturaleza, con suerte, fotografiar fauna local.

Al bajar, también hay que tener en consideración los tiempos. A ciertas horas también puede haber fila para abordar los teleféricos y, por ende, toma más tiempo del que uno estaría dispuesto a esperar.

Se podría describir mucho sobre este lugar, pero es mejor experimentarlo. Es sin duda, uno de los lugares que no se deben dejar de conocer.