Transilvania es una región asociada con un ambiente lúgubre. El nombre conlleva una connotación de miedo y remite a lo gótico. Es bien sabido a qué se debe: la literatura y la fantasía. Cuando se escribió la famosa novela de Drácula, Rumania parecía ser suficientemente remota para otorgarle misticismo y un grado de diferencia cultural al texto. Así se fijó en el colectivo y a la fecha cantidades importantes de turistas van a esa región en búsqueda del conde sangriento. Lo que se van a encontrar es algo totalmente diferente.

Esta región se localiza en el noroeste del país. No limita con ningun otro país, pero por las condiciones históricas del país latino, es una de las que tiene gran influencia alemana: en la comida, bebida y nombres. Muchas comunidades y ciudades tienen un nombre alemán y uno rumano. Hoy claramente se sienten orgullosos de pertenecer a este país balcánico.

A pesar de todo sigue siendo un foco empresarial alemán importante y atractivo para volar desde otros continentes no europeos, Lufthansa sigue siendo la aerolínea más práctica. También se puede volar hacia Budapest o Bucarest y desplazarse en coche o tren. Dentro de los aeropuertos regionales más importantes están los de Sibiu y Cluj. También algunas aerolíneas de bajo costo llegan a este maravilloso país: Wizz Air, Vueling o Blue Air. Y no se debe descartar la aerolínea nacional Tarom.

Entre los lugares más importantes se encuentran:

Cluj-Napoca

Esta ciudad cercana al noroeste de Transilvania es de las más grandes en la región y además uno de los sitios de interés. Es famosa por sus centros de estudio, así como restaurantes y centros nocturnos. Definitivamente es punto obligado para caminar por su centro y apreciar la arquitectura: un catálogo por los diversos estilos que evidencian la evolución de los cánones artísticos.

Además, es una opción para entrar en contacto con la ortodoxia griega a través de algunos templos como la catedral “Dorminion Theotokos”, donde hay otros edificios importantes para visitar como el Teatro Nacional y la Ópera. También está el Museo Etnológico de Transilvania, un recinto que permite entender mejor a su gente, cultura e historia de la región.

Vale la pena dedicar por lo menos una noche al recorrido, pero esta ciudad ofrece suficiente para emplear dos días completos como mínimo. Sin duda es un excelente punto para iniciar o terminar el viaje por esta región.

Sibiu

Esta bella ciudad, que en alemán se le conoce como Hermannstadt, data del siglo XII, cuando los sajones habitaron en la región. Durante la Edad Media la ciudad gozó de importancia observable en sus edificios y calles, así como fortificaciones. Hoy en día se disfruta la remodelación ocurrida hace poco más de una década para convertirse en la capital de la cultura europea.

Entre los atractivos a visitar se encuentran las ya mencionadas murallas, sus plazas y calles. También sus museos y parques. Para ser relativamente pequeña hay varias actividades. Sugerimos quedarse al menos una noche, pero si se dispone de tiempo suficiente, dos noches permitirían conocer mejor y disfrutar esta ciudad.

Nuestro museo favorito fue el Bruckenthal dónde hay una pinacoteca, así como objetos históricos. También sobresale la Torre del Consejo en Sibiu y los parques cercanos.

Sighisoara

Más que ciudad, es un pequeño pueblo colorido y pintoresco. Está declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO y sin duda ofrece caminatas muy agradables y una vista inolvidable desde la torre de su reloj. El tiempo de visita de este lugar puede ser desde unas horas hasta un par de días.

Muchos visitantes llegan porque se dice que aquí nació Vlad Tepes, quien algunos afirman es el personaje que inspiró al conde Drácula de la novela (otros desmienten esta versión). Pero si van por eso, los viajeros encontrarán mucho que ver, como la Scara Acoperita (escaleras cubiertas) o el Kolostortemplom, un monasterio al final de las escaleras.

Brasov

Una de las últimas ciudades (o de las primeras según de donde se parta, ya que es de las más cercanas hacia Bucarest) es Brasov. Su extensión territorial es mayor y cuenta con varios atractivos tanto en la ciudad como cerca de ésta. Ejemplos de cosas a su alrededor es la ciudadela de Rasnov o el Castillo de Bran.

En la ciudad se pueden ver construcciones góticas como La Iglesia Negra y otro tipo de arquitectura medieval como el Bastión Țesătorilor o incluso barroca como los edificios que rodean la plaza principal o del consejo.

También recomendamos mucho el hotel Kronwell. Si bien, es uno de los más caros, tiene un SPA excelente y se puede pasar un rato de relajación muy merecido después de días de caminatas intensas y en ciertas épocas del año, fríos intensos. El lugar es excelente para pasar una o dos noches.

En el Camino

Entre ciudades y pueblos de Transilvania, pueden encontrarse varios sitios de interés. Algunos como la Ciudadela de Rasnov cerca de Brasov, o monasterios sajones que son vestigios medievales de la zona. Asimismo, hay varios paisajes dignos de fotografíar.

Una de las actividades que más nos llamó la atención es visitar una comunidad gitana y poder apreciar cómo viven. Se dice mucho de los gitanos, pero algunos abren sus casas y muestran los oficios que han adoptado para formar parte de la comunidad. Se requiere agendar previamente para que permitan visitar sus casas, indudablemente una forma de experimentar otra cara de Rumania.

Castillo de Bran

Debido a la asociación con Drácula este castillo tiene mucho éxito entre los viajeros, pero la realidad es que la construcción es una joya por méritos propios: una fortaleza medevial. El lugar fue construido por caballeros Teutones y al principio funcionó como recinto militar y posteriormente se adaptó para que viviera realeza.

Para cambiar de ciudad se puede utilizar tren o también se puede rentar un coche.