En Internet se ven muchas historias de personas o parejas, y a veces con el perro, que dejan todo aquello que encierran en la rutina y se van a viajar por el mundo. En algunas ocasiones se van de aventón, mochileando, otras tantas se compran una camioneta al estilo Little Miss Sunshine y la arreglan para poder acceder a los rincones más recónditos de nuestro planeta. Aunque sus historias son loables y entrañables, en el mejor de los casos son puntuales y para la mayoría irreales por los compromisos ya adquiridos. No se trata de criticarlos, pero sí de hacer una guía para aquellos que quieren recorrer el mundo y seguir su vida laboral. En cómo conocer el mundo sin dejar tu trabajo exploramos esto.
Algunos tienen un trabajo emocionante, otros tienen que aguantar a un jefe insufrible que no sabe a dónde llevar la organización, pero la realidad es que la mayoría tiene que pasar sus días en un centro de trabajo y con contados días de vacaciones. Pero no hay que resignarse a pasar un fin de semana en la misma playa de siempre. Para poder conocer el mundo hay que tener en cuenta que será de un viaje a la vez.
1. Planeación
El éxito en un viaje siempre va de la mano con la planeación: esto nos ayuda a conseguir mejores tarifas, optimizar nuestro itinerario y minimizar frustraciones. No todo se puede prever, pero entre mayor es el número de cosas a considerar, la probabilidad de malos ratos baja.
En este caso, será un proceso iterativo, se planea para saber presupuesto, tiempo de viaje y posibles fechas. Después se regresa para refinar. Pero esto es importante con dos fines: cuánto tiempo se debe ahorrar y negociar los días en el trabajo. Hay países dónde es mucho más fácil tomar dos o tres semanas para realizar un viaje y otros donde los días libres son escasos.
Para los días conviene entender la necesidad familiar. Cuando los niños están de vacaciones pagaremos más por nuestro viaje. Las temporadas de cajón más caras son verano, vacaciones de diciembre y en los países católicos: la semana santa. Aunque hay formas de darle la vuelta, se puede escoger un sitio que el destino sea temporada baja (ya sea por su calendario o por el clima que no será el mejor, pero compensará los precios).
Lo otro es negociar con al menos 9 meses la fecha de vacaciones, así poder ofrecer estar cuando los compañeros de la organización quieran salir. Muchas veces se requiere guardia en periodos como fin de año o las pascuas y tener un voluntario será valioso. Finalmente, hay que considerar los valores de la compañía y los de uno; si a uno le gusta viajar dos semanas seguidas y la compañía no lo autoriza, se puede buscar una compañía que tenga un balance entre las necesidades del negocio y los empleados.
Una vez que tenemos negociados los días podemos regresar a refinar nuestro itinerario. Todos podemos darnos los viajes que queremos, el secreto es saber cuánto tiempo se tiene que ahorrar. No hay un estilo mejor o peor que otro, es el que nos haga sentir feliz al momento de viajar. Unos prefieren la aventura y salir con mochila en hombro, otros buscarán lujo y confort: hoteles de ensueño, experiencias únicas o cenas de gala. Otros más querrán una experiencia intermedia.
El secreto está en hacer una cotización general de lo que nos costará nuestro viaje y asumir un porcentaje de ahorro. Si se busca ir unos días a La Paz, Baja California, el tiempo de ahorro será menor que visitar un resort de lujo en Balí. Todo es posible y sólo hay que considerar el tiempo de ahorro y las ganas de viajar. Si la meta son esas vacaciones de ensueño en el sudeste asiático el ahorro puede ser a dos o tres años, mientas que algo más accesible a Europa podrá ser de un año a 18 meses.
2. Las realidades
Con base en los días que pudimos negociar y al presupuesto asignado, hay que saber el tipo de viaje que queremos y cómo se va a conseguir. Lo primero es tener en cuenta el avión. La prisa es enemiga de las buenas tarifas. Muchas veces hay buenos precios en el boleto si lo compramos con antelación o si buscamos rutas que no parecerían a primera vista sencillas.
Viajar al sudeste asiático es mucho más barato si se viaja desde Los Ángeles o San Francisco que si se compra el boleto directo de la Ciudad de México. Hemos podido ver un ahorro entre 30-40% y con mejores productos de los que llegan a México como Singapore Airlines, Emirates, Cathay Pacific (actualmente ya está la opción de All Nippon Airways que puede buscar situaciones competitivas).
En un viaje que se busque una experiencia inmersiva en la cultura, no podrá ser corto. En ciertos destinos, los vuelos pueden ser entre 11 y 16 horas más los cambios de horarios, por lo que no se debería visitar 8 países europeos en 10 días. Aplica lo mismo para Asia. Pero si se tienen dos semanas, se puede planear dos o tres países perfectamente, según su tamaño y cercanía. Combinaciones ganadoras son: Hungría y la República Checa, Cambodia y Tailandia o Corea y Japón. Otras veces, sugerimos dedicarle todo el tiempo al mismo país y visitar diferentes regiones.
3. Balanceando
Si tenemos un trabajo que ocupa mucho tiempo, puede ser que busquemos un asistente de viaje: agente, consultor o página especializada. Otra opción es un agente mayorista en el destino, al manejar precios de mayoreo, ciertos costos de compensan con el servicio de la compañía a contratar. También darán un itinerario propuesto y lugares para visitar. Ahorramos tiempo y sacrificamos un poco flexibilidad y costo. Eso sí, la experiencia puede ser tan personalizable con respecto a cuánto queramos pagar e investigar para retroalimentar la propuesta. Asimismo, se puede comparar propuestas varias y decidir la mejor con el precio más conveniente.
Si queremos ahorrarnos eso, se requiere investigación. Entender cómo vamos a armar nuestro itinerario, cómo nos desplazaremos del punto A al B, y qué tan fácil o difícil es esto. En ciertas ciudades, es bastante fácil: París o Berlín. Otras por su tamaño, nos permiten caminatas deliciosas, como Roma o Florencia. Sin embargo, hay algunas que la movilidad es difícil y no están pensadas en el peatón, como San Diego o incluso Kyoto.
Al escoger servicios, no siempre lo que parece más económico es lo más barato, ni lo que se visualiza caro será lo que más dinero nos haga gastar. De la misma forma, hay que saber en dónde vamos a dejar nuestro dinero. Un viaje en Business Class puede costar lo mismo que el resto de nuestras vacaciones, a menos de que se use un ascenso o se consiga el viaje con millas.
Aquí no hay respuesta única y depende de lo que se decida: tiempo de ahorro más largo para unas vacaciones únicas, ahorro durante el viaje para sentir aventura y no romper el cochinito… Lo importante es viajar como uno quiere.
4. Trámites
Hay países que no piden visa según la nacionalidad, otros que puede obtenerse a la llegada como Camboya o Irán (recomendamos sacarla previo al viaje si es posible ya que simplifica la llegada y las filas). También se puede utilizar las visas electrónicas cuando éstas existen como en el caso de Turquía y Myanmar o autorizaciones electrónicas como las que solicita Canadá.
En otros casos, las visas pueden ser algo más complicado de tramitar. Algunos países solicitan muchos requisitos tal como Estados Unidos, mientras que otros países puede ser que no tengan embajada o consulado cerca y haya que enviarles los pasaportes, así como dejar pagado el regreso. Todo esto se tiene que tomar en cuenta en nuestro cronograma del programa de viajes (y en el presupuesto).
Otras consideraciones son si una mujer viaja embarazada, o si se requieren ciertas vacunas para llegar a nuestro destino. En algunos casos, los países sugieren vacunas, pero en otros es obligatorio como a Camerún o Angola.
Como tip adicional, siempre es bueno avisar a la embajada de nuestros planes. Pueden suceder muchas cosas y sí ellos saben que estaremos en un lugar determinado, pueden proporcionar ayuda y avisar a nuestros familiares. Ya tienen formatos estándares y sólo es cuestión de intercambiar algunos cuantos correos electrónicos.
5. Ayudas para Viajar
No todo debe ser desembolsar dinero en un viaje. Los turistas, viajeros y mochileros cuentan con herramientas que pueden ayudar a aminorar la carga y obtener beneficios. Uno de ellos son las tarjetas de crédito. Si bien, son un arma de dos filos, utilizadas correctamente pueden dejar puntos y millas que sirven para adquirir boletos de avión, pagar ascensos o liquidar alguna noche de hotel. En caso que no se logre juntar lo suficiente, muchos productos bancarios ofrecen seguros al pagar con ellos.
En general, Estados Unidos y Europa tienen mejores ofertas en cuanto a esto, con tarjetas de crédito que generan puntos extras por cargar gasolina, comprar el súper o reservar y luego se transfieren a varios programas como SPG Preferred Guest, o aerolíneas como Singapore Airlines, Virgin, o Alaskan y de ahí adquirir boletos en varias líneas interesantes.
Si se viaja por trabajo, también se pueden acumular millas o puntos de hoteles. No hay que desaprovecharlos ya que cuando queramos viajar por nuestra cuenta o con familia y/o amistades, pueden ayudarnos a obtener una mejor habitación o pagar un cuarto de hotel.
Con respecto a esto, es importante no gastar los puntos, millas, kilómetros (o el nombre que el programa les dé) en cosas que no valgan la pena. Hay que ver los puntos como moneda de cambio y entender dónde obtenemos mejor rendimiento. Por ejemplo, usar millas de avión en hospedaje es normalmente malo. Sucede lo mismo con la compra de artículos o comidas abordo.
Conclusión Cómo conocer el mundo sin dejar tu trabajo
No hay una forma correcta de viajar y cada quién decide cómo darse el gusto de conocer el mundo: avión, tren, crucero, de aventón o todo pagado. Lo importante es que se creen memorias para atesorar y ser éticos mientras viajamos.
No se tiene que renunciar al trabajo para conocer el mundo, pero sí requiere planeación, ahorro y negociación. No es fácil, pero se puede lograr un balance entre tiempo, objetivos y los compromisos profesionales. Definitivamente no es sencillo, pero tampoco es imposible.
Debemos considerar el valor que obtenemos por nuestro dinero y qué queremos: tiempo, flexibilidad o algo económico. Se debe priorizar con respecto a nuestras preferencias, pero teniendo en cuenta la realidad del viajero. Entre más se viaja, se adquiere un mejor sentido de dónde ahorrar y qué esperar.
Se deben de tener en cuenta los trámites y las condiciones de los boletos. Un simple error, y generalmente sin dolo, puede echar a perder nuestros planes. Tanto las condiciones del boleto, cómo los permisos o visas, así como las potenciales vacunas que podrían solicitar.
Utilizar los puntos que generamos en nuestra vida diaria con las tarjetas de crédito o con los programas de afiliados es una gran ayuda. Hay que saber acumularlos y gastarlos correctamente.
El mundo tiene grandes cosas que ofrecernos y esperemos que puedas planear el siguiente o el primer viaje de tus sueños.
7 comentarios
Considero que los viajes pueden ser planeados con anticipación para disfrutarlos, sobre todo aquellos que son a tierras lejanas. Sí puede ser complicado ajustar las fechas en que uno desearía viajar, pero al menos una vez al año, darnos esa satisfacción de gozar lo que con esfuerzo (aquellos que trabajamos) hemos logrado.
Debo decir que me encantó el artículo, da muchos consejos muy necesarios para viajar, sobre todo la utilización del tiempo.
Lo que proponen es muy bueno. Ahora tengo que controlar mis ganas de viajar, porque se me mete a la cabeza y quiero que suceda ya.
De acuerdo, siempre queremos lo inmediato. Si me hubiera puesto a pensar así ya hubiera ido a Malta, Bali o Japón.
Muy interesante
Muy buena información y recomendaciones para tomar en cuenta. Hasta llega la inspiración y deseos de conocer destinos diferentes a los que consideramos cerca
Es necesario planear bien un viaje. No se necesita renunciar a todo.