Tepotzotlán, que no es Tepoztlán en Morelos, es un pueblo supuestamente mágico ubicado en el estado de México, al norte de la capital de la república. Dicho pueblo que pudiera ser considerado un suburbio, se encuentra muy cerca de las zonas industriales de la entidad federativa en la que se localiza. Es por esto que desde que se entra el ambiente es peculiar. Junto al letrero que da la bienvenida a “Tepotzotlán, Pueblo Mágico”, hay un parque industrial. Desde ese momento, uno puede saber que la visita no será como en otros de los poblados que en teoría cuentan con la categoría de PROMAGICO de la Secretaria de Turismo.

El “pueblo mágico” consiste en unas cuantas cuadras bien pintadas que rodean a uno de los complejos arquitectónicos más portentosos jamás construidos, no en México, sino en el mundo entero. Cuando se revisa qué hacer en este lugar uno encontrará, por ejemplo, la biblioteca Francisco Xavier Clavijero, la fuente Salto del Ángel y el Templo de San Francisco Javier. Todas estas son parte del mismo complejo: el Museo Nacional del Virreinato, del cual hablaremos más adelante.


Fuera de este museo, lo que hay que ver es el Palacio Municipal y caminar las calles aledañas. Este paseo es corto, pero agradable. Se puede aprovechar para comer gastronomía local o alguna de las vanguardistas propuestas que se pueden encontrar en Tepotzotlán. Además de que se puede disfrutar de unas deliciosas nieves caseras llamadas “La Lupita”, que sin duda son parte del atractivo de este pueblo (se ubican al costado del Palacio Municipal). Esta excursión puede ser agradable, pero, a mi gusto, por sí solo no ameritaría un viaje hasta esta localidad, sobre todo si se está lejos.


Para acceder al lugar se puede hacer en coche, ya que alrededor de la plaza principal hay varios estacionamientos. Afortunadamente no son costos y sí prácticos para dejar los vehículos. También cerca hay una terminal de camiones, aunque se requerirá tomar transporte público local o taxi desde ahí dado a que no está tan cerca.


Lo que sí vuelve a este pueblo un imperdible es el Museo Nacional del Virreinato. Este museo está dedicado al arte que hubo en México durante los años que este territorio fue dominio español. Es posiblemente el museo de arte más importante de México junto al Museo Nacional de Arte. Aquí se pueden encontrar algunas de las piezas más importantes pintadas en ese período histórico, como aquel donde muestran las castas por las que se dividía la sociedad novohispana. Por si fuera poco, el museo cuenta con el cuerpo momificado de San Constancio; una joya para los amantes del arte. Para los que estudiamos en México, encontraremos muchas de las obras que ilustraban los libros de Texto Gratuito de la SEP.


Este museo está asentado en lo que fuera un convento y una escuela de sacerdotes jesuitas, el Colegio de San Francisco Javier. Su construcción tomó desde 1670 hasta 1682. Hoy podemos acceder a la mayor parte del recinto, pero en su momento ciertas partes eran exclusivas para los seminaristas y los miembros de la compañía de Jesús.






Conectado al Colegio encontramos el Templo de San Francisco Javier. Este templo sí hace que la visita, por si misma, valga la pena. Es una iglesia del barroco churrigueresco novohispano controlado por los jesuitas. Sin duda, es una de las iglesias más bellas del mundo, sino es que incluso la más impresionante. Los retablos de oro alrededor de la sala principal, hacen que al entrar sea prácticamente imposible no quedar boquiabierto a la primera impresión.



Todos los que entrabamos quedamos absortos. Si esta sala no fuera suficiente, dentro del templo hay una sala donde se le cambiaba la ropa al niño Dios, cuando operaba como iglesia, que simplemente no existen palabras para describirlo. Este templo es más bonito que algunos de los más famosos, como la Catedral de Nuestra Señora de París. El Templo es Patrimonio Cultural de la Humanidad como parte del Camino Real de Tierra Adentro, sin embargo, tiene argumentos para serlo por sí mismo. Es sin duda el elemento histórico y turístico más desperdiciado en México.



Si se puede visitar entre semana este pueblo, sería el escenario ideal. Esto porque los fines de semana el Museo y, por lo tanto, el templo, pueden recibir más de dos mil visitantes en un día mientras que de lunes a viernes estará prácticamente desierto. De esta forma se podrá apreciar el templo, y el Museo Nacional del Virreinato, así como todo lo que se encuentra en este conjunto, de una mejor manera.

Sea que se viva en México, o se visite México, Tepotzotlán debería estar incluidos en la lista de imperdibles, no por el pueblo, sino para poder visitar el Templo de San Francisco Javier. Una de las tantas joyas perdidas que se encuentran en nuestro país.

2 comentarios
Que belleza de fotos