Muchos valoramos los sellos en nuestro pasaporte. Algunos más están contentos al llenarlo, aunque para otros será molesto renovarlo antes de tiempo por agotar sus planas. Ciertos más añoran poder llenar sus hojas con la mayor cantidad de sellos posibles y esperarán que el próximo sea el bueno. Pero ¿por qué usamos un pasaporte y de dónde salió la necesidad de uno?

De hecho, el documento favorito de los viajeros tiene relativamente poco tiempo considerando que las naciones modernas y los viajes de negocio llevan ya un rato.

Qué es el pasaporte

El pasaporte es definido por la mayoría de las autoridades como un documento de viaje que se expide para acreditar la nacionalidad e identidad de una persona. Dicha expedición es por la solicitud del interesado. El pasaporte, bajo las reglas de cada país, permite libre tránsito una vez que se da permiso de acceder a una nación determinada.

Bajo ciertas circunstancias, los pasaportes no son necesarios para cruzar una frontera. Casos como estos son acceder a una franja de 25 millas en la frontera sur de Estados Unidos si se cuenta con visa de aquel país. También, hay un acuerdo entre las naciones de América del Sur (Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay para los ciudadanos de estos países) de viajar solamente con su documento nacional de identidad (DNI). Las naciones andinas (Colombia, Bolivia, Ecuador) tienen un tratado así, pero requieren la tarjeta andina de migración.

Es importante saber que muchos países, además del pasaporte como documento obligatorio, estarán solicitando visa. Asimismo, cada vez es más común que los países soliciten una autorización electrónica como ETIAS (Europa – zona Schengen), ESTA (EEUU), y eTA (Canadá).

Tipos de pasaporte

La mayoría de los viajeros tenemos un tipo de pasaporte denominado ordinario. Pero no es el único. En Colombia, también hay un pasaporte conocido como ejecutivo, que cualquiera puede solicitar mientras pague la diferencia. La diferencia con el pasaporte ordinario es el número de páginas: 48 en vez de 32.

Dependiendo el país, emitirán otro tipo de pasaportes para identificar ciudadanos que no viajan por vacaciones o negocios.

Uno de estos es el pasaporte oficial, que identifica a los funcionarios de gobierno de cierto nivel. Lo emiten países como Chile, Colombia, México y España. En sí, solo sirve para identificarlos y no tiene muchas diferencias con un pasaporte ordinario más allá del color. Perú le nombra a este tipo de pasaporte como Especial.

Varias naciones también tienen contemplados pasaportes de Emergencia para aquellos viajeros que sufren un percance fuera de su país. Al tramitar un pasaporte de este tipo, se busca que puedan regresar a su nación de origen.

Finalmente, se encuentra el famoso pasaporte diplomático. Este documento es altamente controlado por las autoridades del país emisor –normalmente aprobado por el canciller—y se reserva para aquellos burócratas en funciones internacionales. De ahí su nombre: diplomático. Este pasaporte si tiene ventajas únicas.

Retomando el control para su expedición, el pasaporte diplomático dota de inmunidad diplomática: es decir se queda exento de la jurisdicción local al país al que se arriba. Tampoco se pasa por aduana. También exenta, según la nación que emite el documento y el destino, de visas para viajes con función oficial. Se fundamenta en la convención internacional de Viena.

Cómo surgió el pasaporte

Como se mencionó previamente, el pasaporte es un documento relativamente moderno. Después de la Gran Guerra, o mejor conocida como 1ª Guerra Mundial, la reciente Liga de las Naciones vio la necesidad de controlar el flujo de personas entre los países.  El nombre de este documento retoma la etimología del permiso medieval para pasar las puertas de una ciudad.

Los trenes obligaron a las naciones a controlar las entradas de cada lugar. La idea del pasaporte rondaba, pero no se ejercía la obligatoriedad de este. Finalmente, quedaron establecidos en la década de los 20s. El acta de la Conferencia de París sobre Pasaportes estableció los lineamientos oficiales para la expedición de nuestro documento de identidad favorito.

No fue hasta 6 años después que se estableció que sería un librillo con foto. Pero faltarían muchas décadas más para que los mecanismos de lectura se homologaran. Desde París, solo el tamaño (15.5cm x 10 cm) y el número de páginas estaba establecido.

Incluso los primeros pasaportes permitían que fueran familiares si es que la esposa e hijos viajaban con el «jefe de familia». Esas prácticas poco a poco se han ido dejando, debido a la naturaleza de identidad del documento y la seguridad del que viaja y el país que recibe al viajero.

Medidas de Seguridad

Hasta 1980, las medidas de seguridad eran totalmente independientes del país. Siendo sinceros, no eran documentos tan seguros y eran fácilmente falsificables. Los métodos mecánicos eran las bandas que incluían los pasaportes de antaño. Quién publicó los lineamientos oficiales de aquella época fue la Organización Internacional de Aviación Civil o ICAO por sus siglas en inglés.

Con las crecientes necesidades de seguridad, en los años recientes se han implementado los pasaportes biométricos. Algunas naciones ya los tienen desde hace años, y otros países están viendo cómo implementarlo. Mucha de esta información se almacena en un chip, y le denominan e-Passport, que lleva un logo distintivo.

Dentro de la información del pasaporte electrónico o biométrico está la foto del viajero, sus huellas digitales y hasta reconocimiento de iris.  Al principio tanta información causó polémica, pero lentamente se ha convertido en el estándar internacional y en los próximos años todos migrarán a esta tecnología. Otra crítica es que estos pasaportes son considerablemente más caros para los viajeros (por sus costos de producción).  

Futuro del Pasaporte

El pasaporte es un documento que seguirá con nosotros en el futuro cercano. Sin embargo, sus funciones van mutando dado a la tecnología. Mientras en una época era necesario contar con sello de entrada y de salida, ahora cada vez más, se digitaliza la información.

La idea de muchas naciones es que el control de pasaporte sea más automático. Entre los permisos previos, y los datos biográficos, pasar con un funcionario será prescindible. Con ello también se irán los populares sellos. No sería sorprendente que llegara un día que el pasaporte esté en nuestro móvil.

También seguirá habiendo un ranking de los pasaportes más fuertes. Que son aquellos que pueden entrar a más países sin visa.

Conclusiones

Para los viajeros, el pasaporte es nuestro documento de identificación favorito. Es el que guardamos en un lugar seguro hasta el momento de viajar a un país diferente. Detrás del documento con forma de librillo, hay tecnología para proteger nuestra identidad.

Una vez que se pueda viajar, aprovechemos a juntar sellos antes de que sean un recuerdo de los viajeros experimentados que tal vez las nuevas generaciones no conocen.