Hasta hace no mucho, Cuatrociénegas era un secreto para los de Coahuila y estados norteños aledaños. Un pueblo con casas de siglos pasados que resisten al tiempo y al sol. Además, con un valle que es atractivo natural sinigual. Para algunos, las Galápagos de México. Una comparativa injusta, dado a que el Valle de Cuatrociénegas tiene valor por sí mismo.
En un artículo futuro compartiremos una reseña de actividades en el Valle. Por el momento, nos enfocaremos en el pueblo que a diferencia de otros pueblos mágicos, o de México, en general, Cuatrociénegas no se remonta a principios de la época novohispana. Apenas a finales del siglo XVIII, eran tierras marquesados solamente de cultivo y no fue una villa como tal a principios del siglo XIX. Muy diferente a Tlalpujahua o Tlayacapan que se fundadron en el siglo XIV con historia prehispánica de años previos.
Cuatrociénegas, se encuentra en Coahuila y se puede llegar desde tres ciudades principales de dicho estado. La primera es Saltillo, la otra Torreón y finalmente Monclova (que también se cruza si se viaja desde uno de los aeropuertos principales del país: Monterrey). Para llegar se requiere de coche o camión. Pero la sugerencia es llegar en un automóvil propio para poder desplazarse en la región. Igualmente, que dicho vehículo sea resistente, pues hay subidas, pasos en terracería donde no se puede acceder en un sedán convencional. El coche es más bien para ir al valle y lugares cercanos.
Como pueblo, Cuatrociénegas es pequeño. Cuenta con unos cuantos hoteles y restaurantes caseros, una cantina muy agradable y tiendas que recuerdan el pasado. Sin embargo, es un lugar muy pintoresco y agradable que puede recorrerse desde un mínimo en tres días, y hasta unos cinco días para olvidar el estrés de la cotidianidad. Se sugiere dedicar dos días al Valle, un día al pueblo. Obviamente esto no incluye los días de llegada y regreso. Por lo que recomendamos disponer de cuatro noches para la visita.
Nuestra experiencia de hospedaje fue en el Hotel Misión Marielena. En temporada baja, el lugar cuenta con suficientes cuartos para albergar turistas, pero en ciertas épocas del año, como Semana Santa y puentes por días feriados, los turistas superan a los locales. Otras opciones son el hotel Plaza, ubicado enfrente; el hotel Quinta Santiago, también hacia las afueras. Muchos de estos lugares no están totalmente modernizados por lo que para reservar deben escribir al hotel o usar una página de terceros. Por último, hay una casa en AirBnb práctica para familias grandes y un hostal.
En nuestro caso, el hotel Misión Marielena resultó una grata experiencia. A veces el personal se confunde con tanto huésped (llegan varios en grupos), pero el gerente (cuando estuvimos estaba encargado Enrique Ferriño) solucionaba todo. Lo que se debe considerar es que en dicho hotel ofrecen uno de los mejores desayunos del pueblo. Las habitaciones están muy limpias, con una decoración interesante ad hoc al lugar. Cuenta con alberca y muros tan gruesos que recuerdan a otra época. Con gusto volveríamos a hospedarnos ahí.
Algo fabuloso de Cuatrociénegas de Carranza es su gente. Tratamos con personas amables y honestas. Igualmente, el pueblo está cuidado y limpio. Sin duda, pueden pasar una tarde mirando a la gente en la plaza, disfrutar de tan digno lugar y cómo va refrescando. Eso sí, el clima es desértico por lo que en verano el lugar es muy caliente y hay cambios drásticos de temperatura entre la noche y el día.
Hay un museo principal: Museo Carranza. Dicho recinto fue la casa donde nació uno de los protagonistas de la Revolución Mexicana, se puede aprender de la historia del lugar durante esta época, situaciones importantes en la vida del constituyente (familia, salud, intereses y muerte trágica), así como estilo de vida en el México rural a finales del siglo XIX y principios del XX. El horario para visitar el museo es de 10:00 a 18:00 y se solicita un donativo voluntario. Hay recorridos guiados que ayudan a extraer más a la visita. Sin duda una parada obligada ya estando en el lugar. Hay que tener en cuenta que dentro de las salas, no se permite fotografía.
También se puede visitar la Casa de la Cultura. Este reciento fue propiedad de la familia de Carranza y alberga algunas piezas arqueológicas, así como fósiles encontrados en la región y algunas pinturas. Igualmente, hay espacio para talleres y eventos culturales. No respetan mucho los horarios, ya que pueden cerrar antes. Los días de funcionamiento es de martes a domingo. Está ligeramente alejado de la plaza principal, por lo que hay que caminar cuatro cuadras.
Ya estando en la agradable plaza principal, no se debe dejar de lado la Parroquia de San José. El templo católico más importante del lugar. Está cercana a cumplir doscientos años y su estilo neoclásico complementa la vista del lugar. Debido a que no se poseía información, las piedras con las que se construyó el edificio en realidad son estructuras calcáreas de origen biológico (estromatolitos).
Casi juntos, se encuentran las vinaterías con orígenes similares, pero evoluciones únicas. Nos referimos a los Vinos Vitali y las Bodegas Ferriño. A pesar de estar muy cerca, las experiencias son bastante diferentes. Lo primero a tomar en cuenta, es la hora de cierre. Las Bodegas Ferriño cierran a las 18:00, mientras que Vitali a las 19:00, para planear cuál desean visitar primero según la hora. Muchas personas acuden
a estos lugares después de disfrutar las bellezas naturales del Valle de Cuatrociénegas.
Estas casas vinícolas ofrecen una gama de productos muy amplia. Todavía no llegan a las ofertas europeas o de napa, pero no hay que demeritar estas casas cuyas familias son de origen italiano. Las bebidas van desde vinos secos, hasta los dulces y licores tipo oporto, jerez o de granada, fruta que se da bastante bien en el área. No tomamos partido y sugerimos visitar ambos negocios, cuya tradición se remonta a
varias generaciones. Tip adicional: se dan recorridos en Vitali, y como viajeros sin tour, se puede esperar a que llegue un grupo y tomarlos con ellos.
Ningún recorrido está completo sin los sabores locales. En lo particular, Cuatrociénegas se caracteriza por ofrecer comida norteña, buena carne y tortillas de harina. Es famoso el puesto de Elotes Tony, que atiende el mismísimo Tony y ofrece el grano como en pocos lugares: desde frito y hasta con mezcla de quesos y chiles que son muy particulares. Este se encuentra en la plaza principal y si llegan temprano evitan la fila, que en días de fiesta es considerable.
Sin duda, otro de los negocios favoritos son los helados Artesanales Cuatro Ciénegas. Fácilmente los mejores. Existen otras heladerías comerciales en el pueblo, pero no tienen la calidad ni originalidad que este negocio ofrece. El lugar es ecléctico, pues es una pequeña nevera de nieves y helados junto a una tienda de películas. No hay que dejarse engañar por esto y degusten los helados y nieves, pero sólo los tradicionales. Ofrecen gran variedad de sabores, pero hay que enfocarse en los sabores locales: Pitahaya, Dátil, Higo, Granada o Nuez. Estos pueden variar día con día.
De los restaurantes, la mayoría son caseros y de comida sencilla, aunque con sabor de la región. Hay que tener paciencia a veces porque el servicio es lento, el ritmo del lugar es diferente al de las grandes ciudades, las personas no están a las prisas. Tan sólo cruzar la ciudad es relativamente rápido. Para una noche más relajada, con ambiente de cantina, está El Cuarenta. Este lugar ofrece servicio de restaurante, bar y diferentes salones que se ajustan a los variados gustos.
La mejor época para ir es primavera y otoño, dado a que las temperaturas son relativamente moderadas. Además, entre finales de septiembre y principios de octubre, celebran un festival de globos aerostáticos. El paisaje montañoso y los colores vivos de la región se presta para capturar fotografías espectaculares.
El propósito de este artículo es invitarlos a sacar el mejor partido al mágico pueblo de Cuátrociénegas, que es parte del programa de Pueblos Mágicos. Aunque es difícil ver el criterio de forma objetiva de por qué es parte de PROMAGICO al ser relativamente sencillo, su aura definitivamente es mágico y vale muchísimo la pena. Si le sumamos los atractivos naturales cercanos, es una vacación obligatoria.
7 comentarios
Sencillamente genial, me encantó el recorrido que hice
Tengo que ir, no quiero perderme ese paseo tan hermoso de nuestros lugares.
Esa carne asada con una Carta Blanca
Parece que vale la pena. Cumplan subir la parte natural.
Sin duda me dan ganas de conocer Cuatrociénegas. Ojalá pueda ir pronto.
El escrito es bastante extraordinario y lo voy a sugerir
y a aprovechar para mi igualmente. lo voy a esparcir en Twitter si no hay problemas y ciertamente me guardo este link
Gracias por leernos y sin problema comparte el artículo.